diciembre 01, 2010

LA PEREZA DE NAVIDAD - Andrés Meza Escallón*





Si hay algo que me dé pereza es la navidad. No porque la odie (creo que lo Grinch se le cura a uno cuando por fin supera la adolescencia), sino porque alrededor de la navidad hay toda una serie de cosas que se supone que uno debe hacer que me dan una pereeeezaaaaaaaaa.

Aclaro que como vivo solo y trabajo en mi casa no puedo darme el lujo de ser perezoso en mi vida diaria. Llevo un régimen de vida espartano: me levanto temprano e inmediatamente hago ejercicio, me baño, arreglo la cama, desayuno y lavo los platos, así, en piloto automático y sin vacilaciones (“THIS IS SPARTAAAA!!!”), porque donde medio lo piense la pereza me gana y no me levanta es nadie.

Sin embargo, cuando llega navidad (que ya no es el 7 de diciembre como en mi infancia sino a finales de septiembre cuando en Caracol ponen la cuña “de año nuevo y navidad, Caracol por sus oyentes formula votos fervientes de paz y prosperidad...”) me va entrando la pereza. Pereza de ir a un centro comercial porque me siento tratado como un pollo. Es decir, ¿han visto cómo manipulan a los pollos en las granjas industriales? Guardan a las gallinas en recintos sin iluminación natural y no les prenden la luz a las 12 horas sino varias horas antes para hacerles creer que amaneció más temprano y hacer que coman más y pongan más huevos por semana. Igualito hacen los comerciantes con nosotros: nos hacen creer que navidad llegó antes para el frenesí de consumo que nos caracterizaba durante esos 20 días de diciembre se extienda durante TRES MESES.

¿Y qué tal las novenas? Son un completo atentado contra las ganas de trabajar porque en todo lado a uno le aplazan las reuniones de seguimiento o levantamiento de información. ¿La razón? Media ciudad anda organizando amigos secretos, novenas u organizando anchetas y no les queda tiempo para atenderlo a uno. ¿Así cómo no luchar contra la pereza de ir a trabajar?

Otra cosa que me da pereza infinita es disfrazarme para visitar la oficina de un cliente (saco, corbata, zapatos, incluso MEDIAS) cuando mis días de trabajo normalmente son más o menos así: pantaloneta, sandalias, camiseta, barba de cuatro días. Pero en navidad da todavía más pereza porque súbitamente a la gente se le empieza a salir el gamín e irse a trabajar en jeans, polo y gafas oscuras y uno siente que la disfrazada para “encajar” se perdió miserablemente.

A eso hay que sumarle que en Cali es tradición trabajar sólo medio día en la semana del 25 al 31 de diciembre (consecuencias de la Feria de Cali). O sea, técnicamente se trabaja medio día, pero en la práctica nadie trabaja porque en la mañana muchos andan enguayabados (y se demoran cuatro horas haciendo lo que usualmente toma 15 minutos) y en la tarde no están los que tienen el dato que uno necesita para hacer su trabajo. De esta forma, a la pereza normal y cotidiana que produce la sola idea de trabajar, en navidad hay que sumarle que incluso queriendo no se puede.

¿Cuándo se cura uno de esa epidemia de pereza? Cuando llega el lunes 3 de enero con las primera cuentas del año y uno cae en cuenta de que JUEPUTA NO ENTREGUÉ EL PROYECTO EN DICIEMBRE ¡¡Y NO ME PAGAAAARON!!



* A  Andrés lo pueden leer en su Blog
  y como 
@ApoloDuvalis en twitter


8 comentarios:

  1. Súperbueno este escrito y darnos cuenta que sí, somos tratados como "pollos" y no nos damos cuenta.
    Diciembre empieza desde agosto en Medellín, qué exageración.

    Y qué decir de las alboradas de hoy? un exceso de pólvora, pero me pregunto ¿A caso no estaba prohíbida?

    Un abrazo gigante con buena vibra para que la pereza no te colme por esta época decembrina!!

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  2. A mi lo que no me gusta de navidad, es que mi mamá empieza como desde mitad de Noviembre a decir frases célebres como "...y nosotras este año como que no vamos a poner nada de navidad, cierto?" ... "Cuándo vas a comprar las luces? es que las que tenemos ya se dañaron..." "Aqui la navidad no existe, Cierto?" :/ A lo que yo respondo "si, mamá tranquila que yo mañana subo la escalera los 5 pisos, me encaramo al techo y saco la caja yo sola" ¬¬

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  3. Jaja, las novenas!! las novenas con la familia extendida chismosa que quiere saber "y ese niño tan chusco con el que estaba saliendo?".
    Las novenas con el engorde del buñuelo, el manjarblanco y la natilla....

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  4. Mi solución a ese problema es: don't fight it, embrace it!
    Es mejor trabajar como mula en agosto para en diciembre poder tener vacaciones, y sucumbir al relax. O bueno, en mi caso, a hacer las cosas atrasadas, visitas al médico, arreglos de la casa, etc etc... pero con el debido espacio que la pereza se merece.

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  5. Ya las tarjetas de crédito se ofrecen como una oportunidad maravillosa: 90 días de navidad, tiempo el cual le dan chance a uno de que se rebusque la plata para que al tercer mes le llegue la cuenta de cobro de los gastos navideños.

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  6. Yo soy el papá noel de mi casa!!! y me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    Amo la navidad, aunque cada vez sale mas caro todo!! antes rgalaba bobadas y me regalaban muchas cosas, pero uno va creciendo y va recibiendo buenos regalos!!!!
    creo que la navidad es malo pa los que crecen!! pero igual es nice

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  7. Yo me aguanto el drama de la decoración, las salidas a comprar cosas en lugares abarrotados y la música decembrina-alcohólica-depresiva que ya ha hecho callo en mi cerebro. Todo eso, así me de pereza, se recompensa con el hecho de estar con las personas que realmente me importan, así sea debajo de un puente. La pereza desaparece. :)

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  8. Al igual que los alimentos las fechas navideñas cada vez abarcan más. Recuerdo que de niño compraba una gaseosa de un litro para toda mi familia. Hoy en día una gaseosa de un litro es ¡casi una bebida personal!

    Igual ocurre con la navidad. Esta vez no terminó el día de brujas porque todo pasó de noche de horror a nochebuena.

    Qué horror

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