diciembre 29, 2012

¿VAMOS A PORTARNOS MAL?



Hace poco más de un año,  @N0ta_mental me pidió que 
escribiera un post para su blog,  la única condición era que tuviera
banda sonora,  en estos días lo recordé y quise compartirlo por acá. 



Martina siempre tan sexy, seduciendo a cada paso con su movimiento de caderas, pero ella ya tenía su hombre ese que la hacía estremecer con cada beso, con cada caricia... Era el único a quien - sin decoros - le había confesado todos sus pecados y con el que tranquilamente sabía que podía cometer muchos más para satisfacer hasta las mas escondidas fantasías.

Esa noche decidieron llegar a un bar, cada uno por su lado como si no se conocieran, ella tenía un vestido negro con apliques de encaje que dejaban entrever sus senos cuando se acercaba, era de espalda profunda, mostraba el tatuaje que se había hecho unos años atrás que empezaba en los hombros hasta que se perdía al llegar a sus caderas. Era una mujer alta, delgada, cuerpo completamente natural, senos pequeños y piel suave. Olía delicioso y su vestido por lejos, era el mejor de todas las mujeres presentes en el lugar. Se sentó sola en una mesa, pidió un cosmo mientras se dedicaba a mirar con esos ojos color miel finamente maquillados, a todos los que estaban allí, tanto hombres como mujeres, paciente esperaba que alguno picara el anzuelo y la sacara a bailar.

Felipe la observaba desde la barra mientras se tomaba una cerveza, esperaba instrucciones de Martina pero igual dudoso. Era una mujer de sorpresas y como bien podía agradarle la idea de que ella estuviera con otra persona (fuera un él o una ella), pues ya había compartido sus cuerpos anteriormente con un par de amigas, esta vez podía ser decepcionante dependiendo de la elección que hiciera y se trataba también de involucrar a un desconocido en sus juegos.

No pasaron mas de 20 minutos sin que ella no se hiciera notar, una mujer sola y sexy tomando un delicioso cóctel mientras que con su boca sexy se comía la aceituna, era imposible que pasara desapercibida... Justo en ese momento apareció un hombre. La invitó a bailar, él la atrajo casi de inmediato. Bailaron una tanda larga de canciones de la manera mas sensual y provocativa posible. Ella siempre de iniciativas y mientras miraba a su novio a la distancia le pasaba la lengua por la oreja a este hombre de quien no quería saber ni el nombre, Felipe se calentaba solo en su silla mientras pedía una tercera cerveza le sonreía maliciosamente, podía correr el riesgo de que ella se fuera con el hombre desconocido o que en caso contrario quisiera compartirlo con él... Seguiría esperando el plan improvisado de Martina.

Luego del segundo Cosmo, ella al fin decidió lo que harían. Con el viejo truco de mandar una notita con el mesero, le hizo señales a Felipe para que se acercara sin decir nada y le diera un beso delante de ese hombre como mejor él lo sabía hacer. Felipe no tardó. Los separó mientras bailaban y sin decir nada, la acorraló en la pared y le rodeó su delgado cuerpo, apretándola fuerte y le dio el beso, luego siguió por su cuello y más la acercaba a él para hacerla sentir lo caliente que lo tenía con solo mirarla mientras seducía a otro de la manera mas descarada posible. Ella le dijo suave al oído por hoy solo tú me vas a tener no te preocupes, ahora voy por ti a la barra.

Felipe se fue directo al baño a mojarse la cara con agua fría a ver si se tranquilizaba mientras que su noviecita traviesa le dieran ganas de irse directo para el apartamento. Al menos ya conocía el plan y esperaba tranquilo de solo saber que esta vez no habrían mas personas involucradas.

Mientras todo ese show gratuito que dieron ellos dos, ese hombre desconocido los miró atónito, no sabía si darle un golpe al tipo o si simplemente renunciar a ella en vista de que otro había hecho un poco más que él. Ella se le acercó riéndose qué pena, no te presenté a mi novio... ¿seguimos bailando? No te preocupes por Felipe. Él no salía de su asombro, pensaba que de todas las cosas malas que le podían suceder en esa noche justo le pasó la más extraña de todas. Ya casi ni la tocaba, pero ella insistente lo siguió calentando, le mordía las orejas, le pasaba las manos por su espalda como si fuera a arrancarle la camisa, lo volvió a calentar, él también le devolvía sus gestos con besos y le manoseaba la cintura, la nalga, el cuerpo completo... En el punto mas caliente, decidió dejarlo con un frío gracias por todo.

Se fue por Felipe, lo agarró del brazo y salieron de allí corriendo hacia el apartamento. Felipe se reía mientras tanto del pobre infeliz que ella había dejado tirado en el bar, pero no le importaba: Martina era solo suya!

En el ascensor, empezaron a besarse sin problemas, cada vez lo hacían con más pasión, él le metió las manos bajo el vestido, la cargó, abrieron la puerta del apartamento, y ya él en sus manos llevaba las tangas, Martina le arrancó la camisa de un tirón, ella todavía con su vestido sexy se lo iba subiendo mientras se acomodaban en un mueble de la sala, estaban simplemente tan excitados que no aguantaban mas... Felipe la penetró fuertemente, le amarró las manos mientras se lo hacía justo como a ella le gustaba, le daba cachetadas de tanto en tanto, le mordía los senos, ella se calentaba más y más hasta que ambos gimieron y explotaron por sentir otra vez ese placer máximo que solo ellos dos podían entender.


noviembre 28, 2012

CONTANDO LOS DÍAS


Cuando estaba en Colombia pronta  venirme a vivir a México, estaba ansiosa, ocupada, haciendo vueltas allí, cosas allá, empacando, comprando ropa, cosas, regalos, haciendo listas mentales, viviendo a mil una vida esperando a que me recibiera otra, llena de expectativas, de aventuras, de personas por conocer, de vivencias... Estaba feliz de por fin poderle dar un giro a mi vida y lo mejor es que no me puedo arrepentir.

En este corto tiempo he conocido muchos lugares, haré la lista (aunque puede no importarles mucho) pero es para no olvidarlos: México D.F., Chapala, Tonalá, Tlaquepaque, Huaxtla, Puerto Vallarta, Nayarit (unas playas de allí), Morelia, Páztcuaro, Janitzio, Tzintzuntzán, (este en las Fiestas del Día de Muertos, hermoso), luego viajé a  León (al Festival del Globo, sencillamente maravilloso), Guanajuato (ciudad hermosa) y por su puesto Guadalajara, donde ahora vivo, ciudad que encanta y desencanta, en la que a veces me pierdo y afortunadamente me vuelvo a encontrar. La ciudad que me ha acogido con sus brazos abiertos, en la que he aprendido muchas cosas sobre México, sobre la cultura, la gente, los caminos, donde estuve felizmente en el concierto de tres grandes para mí Deftones, Stone Sour y The Prodigy.

En este viaje también he aprendido lo que realmente es extrañar la casa, ya antes había vivido en otras ciudades de Colombia, y bueno, todo se aprende y mi corazón y espíritu viajero no me permite ser infeliz cuando de conocer lugares se trata. Extraño la casa porque no hay nada como lo de uno, mi familia, mis amigos, son personas con las que siempre tengo contacto y me hacen feliz a la distancia con sus detalles del día a día o con su saludito esporádico de mes en mes.

Aprendí que uno quiere más la patria cuando se va, y puede que quienes han hecho lo mismo que yo (salir del país por cualquier motivo personal, estudio, trabajo...), piensen igual que yo, creo que no hay nada como salirse del vaso, ver todo desde afuera tal vez lo hace mucho más claro, como también lo hacen mucho mas doloroso en otros aspectos.

Este reto lo he compartido con todos y debo agradecer lo importantes que han sido conmigo siempre. Ahora sólo cuento los días, para ver a mi Medellín hermosa y radiante, sin ignorar que pasa de nuevo por etapas difíciles, pero quiero verla alumbrada y florecida. Disfrutar de lo que ella me da y recargarme de buenas energías para regresar con más impulso.

Sigo contando los días... Ya faltan pocos.

Y QUISO TENER LAS ESPINAS


Él tenía muchas cosas para decirle, la relación no iba para nada bien y sólo él lo sentía, mientras ella seguía viviendo esas batallas del corazón en las que él quiere pero la mente no deja ir más allá, estaba feliz con su compañía y lo apreciaba en cada momento.

Pero llegó esa noche en la que ambos decidieron desnudar sus almas y sus pensamientos, ella de alguna manera pedía más dentro de los límites que él mismo había establecido, pero él en cambio exigía otras cosas que ella sabía que daba, pero él no lo veía así.

Lina habló por largo rato, él continuaba callado ante el monólogo, ella cada vez lo cuestionaba más por sus silencios, él siguió callado. Avanzó la noche y fue en ese momento en el que pasó un vendedor de flores, ambos sabían que ya todo estaba perdido pero Carlos  le dice al vendedor deme por favor una flor, sólo una, quiero decirle algo a esta hermosa mujer con esa flor, Lina lo miró con una sonrisa expectante y curiosa ante el giro que parecía que iba a suceder, sin embargo intentó mostrarse indiferente ante esa dichosa flor que el otro compraba en el momento más álgido de la conversación tal vez no todo está tan perdido como creo... Pensó mientras que el señor de las flores, se retiraba con una amable sonrisa esperanzadora en su rostro.

Carlos por su parte continúa su acto,  le entrega la flor, una rosa roja grande y hermosa, con sus hojas verdes brillantes, la sacó del empaque en el que venía, ella la olió, notó que no tenía espinas, claro como todas las rosas que se compran en la calle.

Te entrego esta rosa y con esto me despido, tal vez ni nos volvamos a ver. 

Lina apretó la rosa tan fuerte queriendo destruirla en un sólo instante, tal como todo iba sucediendo con su vida y fue en ese momento en el que deseó que esta gran flor roja tuviera espinas, para que al doblarla con tanta fuerza éstas le ayudaran a hacerlo desaparecer de su mente para siempre.

noviembre 26, 2012

SENSACIÓN DE VACÍO (Cap. IV)


Federico por su parte, seguía su vida sin novedad alguna, se había dado cuenta de que las cosas con Laila no iban a funcionar por la simple razón de que ella estaba muy enamorada, era una jovencita ilusa que apenas empezaba a conocer las cosas de la vida y él ya era todo un hombre hecho y derecho  que no tenía por qué estar con una sola mujer, habiendo tantas lindas por el mundo, no se podía acortar esa libertad que la vida le ofrecía ahora.

Laila por su parte no se quedó quieta, sí lo extrañaba mucho, lo pensaba cada día hasta que finalmente se le fue pasando esa sensación de vacío y comenzó a darse la oportunidad de salir con quien se aparecía. Pero en el fondo, la manipulación a la que la había sometido Federico, la dejó con el sentimiento de poder y de venganza frente a todos los demás que se cruzaran por su camino. Laila empezó a considerar que ningún hombre merecía estar con ella y los utilizaba, los engatuzaba, con sus palabras, con sus ojos, con sus manos los iba enamorando y cuando por fin picaban el anzuelo por completo, desaparecía sin importarle nada más.

Así se fueron pasando un par de años largos en los que ella era una feliz soltera, una mujer difícil de alcanzar y peligrosa para quien se enamorara de ella. Durante esos mismos años, ella también terminó por distanciarse de Alejo porque le parecía un hombre patético siempre diciendo que me adora y pues sí tiene novia, pero a  ella nunca la ha mirado con los ojos con que me mira a mí, qué pereza Alejandro nunca va madurar  pensaba ella, insensatamente sobre el que habría sido su amigo desde la infancia.

Ella siempre yendo por la vida como si fuera la mujer más especial del universo, no se había dado cuenta de que estaba construyendo su propia tumba, lo que le pasaría después haría que toda su vida cambiara por completo.


Continuará...

octubre 26, 2012

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA (CARA)


Esa noche estaba cansado de tanto trabajo, invitó a  salir una amiga que le encantaba y trataría de esa noche avanzar más, pues en oportunidades anteriores ella no le había soltado ni un beso; estaba retrasada por media hora y  cansado de esperarla en la puerta, decidió entrar al bar. Pidió una cerveza y se sentó en una mesa, mientras miraba el reloj constantemente sólo para darse cuenta de que no había pasado más que un par de minutos.  Extrañado vio como una mujer vestida maravillosamente se iba acercando a su mesa, revisó su celular, su amiga le decía que tardaba pero iba en camino, la mujer extraña se le acerca y le dice"esta va por mí"  ofreciéndole una botella de whisky para los dos, se lo dijo con  tanta seguridad y coquetería que estuvo a punto de picar el anzuelo, pero su boca reprodujo las palabras que él no quería decir "Mujer, gracias pero... ahora no puedo" y ella se retiró del bar mientras continuaba mirándolo de manera coqueta, con un poco de ira en su interior. 

Bibiana llegó finalmente al bar, se disculpó con Ernesto por su tardanza pero sólo para decirle "quiero presentarte a mi novio, ahorita viene para acá" él se quedó allí, sorprendido pensando en que estaba buscando lo que no se le había perdido en Bibiana habiendo dejado ir a esa mujer que lo había dejado sin palabras por un corto instante. Fue un jueves perdido, luego de que llegó el novio, se fue para su casa. 

Pasaron semanas, ya había dejado atrás lo que sentía por Bibiana y también  había olvidado aquella curiosa y atrevida mujer, nunca más se preguntó qué habría pasado si le hubiera aceptado la botella de whisky.  Hasta que llegó otro jueves cansado de trabajo de oficina, y sólo quería tomarse una cerveza, llegó al bar y vio una mujer deslumbrante en la barra, se dirigió hacia ella, la invitó a bailar, conversaron por ratos, ella era arquitecta, vivía sola,y aparentemente cerca del apartamento de él. 

Se acabó la fiesta y él decidió proponerle que siguieran en su casa, sin pensar que fuera a acceder, pero así fue y ya en el apartamento, pasaron horas en su cama, no hubo centímetro de su piel en el que no pasaran sus manos, sus lenguas, sus dientes... Hasta que finalmente cayeron dormidos, extasiados y exhaustos de placer.

A las horas él sintió el olor a café, miró el reloj que marcaba las 8:35 A.M, decidió quedarse en cama, expectante ante lo que podría pasar en ese momento, olía las sábanas con los ojos cerrados, recordando esa noche, Lucía tardó media hora en regresar a su cuarto, él se hizo el dormido, cariñosamente le dio un beso para despertarlo, se levantó y con gusto le preparó desayuno, no quería que ella se fuera, conversaron por horas hasta que pensó que era mejor pedir algo para almorzar, la retenía, la quería dejar para él. Luego de la siesta, él se despertó y notó que ella no estaba en la cama, la buscó en el apartamento, leyó la nota, no había teléfonos, no sabía su apellido para buscarla, sólo su nombre...

Confundido por lo que Lucía había generado en él, todos esos sentimientos explosivos de sentir que podía pasar con su compañía por mucho tiempo y ahora era ella la que se había ido dejándolo a la espera de volverla encontrar.  Después de eso, Ernesto decidió pasarse por el   bar todos los jueves y le preguntaba a los meseros si la habían visto, pero ella nunca más regresó y él no volvió a saber de ella y aunque había continuado con su vida, de tanto en tanto regresaba al mismo lugar esperando encontrarla como si nunca hubiera pasado un día de su ausencia.


octubre 25, 2012

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA (SELLO)


Estaba reprimida, todas sus culpas se limitaban a lo mismo de siempre, ella amaba una noche y emprendía su retirada, a veces sin recordar el nombre de él, de ellos, simplemente se iba. Pero ¿Qué pasaba por su cabeza? cada que deseaba ser querida, amada, que la tomaran de la mano en la calle, pero siempre que veía un hombre, solo pensaba en tenerlo por esa noche, esa era su forma de sentirse hermosa, no había de otra, eso tal vez nunca cambiaría. 

Esa noche decidió vestirse para la ocasión, tacones rojos altos, medias de malla, minifalda negra, blusa translucida, de esas que se usan ahora, entró al bar de siempre, se pidió un whisky sin hielo, se lo tomó de un solo sorbo, se quedó en la barra, desde allí podría ver quién sería su presa por esa noche. 

A la distancia, se veía un hombre solo, sentado en una mesa, se tomaba una cerveza y al parecer esperaba a alguien, porque miraba el reloj constantemente, eso a ella no le importó, se acercó a su mesa con dos vasos y una botella de whisky "esta va por mí" lo demás va por vos, él se sonrió y cortésmente le dijo que por esa noche rechazaría la oferta. Ella se fue del sitio con su botella en la mano y al llegar a casa decidió destaparla y tomarse unos cuantos tragos antes de dormir vestida con su ropa sexy. 

Pero los días con sus noches fueron pasando y la obsesión por ese hombre desconocido fue creciendo, no veía la hora de que fuera jueves de nuevo para buscarlo en el bar, pero pasaban y pasaban jueves y él nada que aparecía. Hasta que se llegó el día en que por fin lo vio entrar. Estaba solo al igual que la noche en la que lo había conocido. 

Esta vez, él fue directo hacia ella en la barra, no la reconoció ni se acordó de ella cuando le dijo "¿bailamos?" y Lucía accedió, bailaron varias canciones continuas de salsa y de tanto en tanto se cruzaban nombres, se llamaba Ernesto, vivía en la ciudad hacía tres años, era ingeniero y salía poco. Ella con esas pocas palabras creyó que se enamoraba, no era igual a los demás, a los que desechaba con tanto asco. 

Se acabó la fiesta y se fueron juntos para la casa de Ernesto... No hubo centímetro de piel por el cual no pasaran sus manos, sus lenguas, sus dientes... Hasta que finalmente cayeron dormidos, extasiados y exhaustos de placer. Lucía se despertó primero y desnuda como estaba se preparó un café tratando de no hacer mucho ruido, empezó a recorrer el apartamento, a ojear los libros de su escritorio, su curiosidad no se saciaba con nada y seguía pensando en cuál era el momento en el que debía irse de su casa, generalmente ni se quedaba a dormir, pero allí lo había hecho, había dormido con un hombre por primera vez en su vida y sentía que quería quedarse allí por horas, pero sus culpas, sus miedos, no le permitían darse ese pequeño regalo. 

Lo despertó, esperando que entre la conversación él le dijera que ya era hora de irse, pero Ernesto no lo hizo, en cambio le preparó desayuno y conversaron por horas, hasta que sin preguntarle, decidió pedir almuerzo para los dos, ella sorprendida, pensaba me voy luego del almuerzo, pero él la retenía, la amarraba con cada palabra y cada gesto. Almorzaron, durmieron juntos un rato más, hasta que finalmente ella decidió irse dejándole una nota en una servilleta "Gracias por el regalo tan maravilloso que me diste, la vida nos unirá de nuevo, si así ha de ser. L."




agosto 28, 2012

UN MES BASTÓ (Cap. III)




A partir de esa noche en la cena familiar en casa de Alejandro, Federico llegó para quedarse en la mente de Laila por un buen tiempo. Él ese día la acompañó a casa y le pidió que salieran en una cita formal al siguiente viernes, a lo que Laila respondió emocionada con un .  Durante toda esa semana ella contaba los días, las horas, los minutos... Hasta que por fin se llegó el viernes, salieron a cine y a tomarse algunas cervezas en un parque cercano a la casa de ambos, pues él también vivía en el barrio de Laila y Alejandro.

En medio de todo se fundieron entre besos y Laila por dentro se sentía feliz pero asustada y le dijo expresamente a Federico que no podía mencionar lo ocurrido a Alejandro, ya que ella sabía que él moría de amor frustrado por nunca haberle confesado de frente lo que sentía, Fede no se mostró sorprendido ante la solicitud pero accedió a no contar nada.

Durante los días posteriores él se encargó de enamorarla con detalles pequeños y justo cuando estaba más ilusionada, él no volvió a aparecer, no había pasado más de un mes y todo pareció acabar de repente sin que Laila tuviera ni siquiera tiempo de reaccionar ante el hecho de que su segundo enamoramiento de su vida, hubiera sido algo inútil y sin futuro para él.

En medio de la desesperación por no saber de él, llamó a Alejandro y al preguntarle por su amigo, él  le contó toda la verdad Lilita, yo te había dicho que Federico no era un hombre para tí, él es muy perro y yo sabía todo lo que estaba pasando pero como no me hiciste parte de tu vida, decidí callarme, él está saliendo con otras dos viejas de la facultad y pues ahora no tiene tiempo para vos, es así de simple, así que más bien olvídalo... Ya pasó.

A pesar de la tristeza y la decepción en que se sumió Laila, siguió en la universidad sin querer volver a enamorarse nunca y en algún momento se dio golpes de pecho por no mirar a Alejo con otros ojos más que de los de amigo.



agosto 27, 2012

A BLANCO Y NEGRO

Eso de andar saltando entre nubes rosadas y azucaradas, estar sonriente todo el tiempo y no solo dibujar esa pequeña línea en su rostro, sino sentir felicidad desde lo más profundo de su ser y regalarla con sus ojos saltones y expresivos a todo el que la veía y la conocía. Eso de vivir entre fuentes de miel y chocolate, ver todo desde las ópticas mas optimistas, de no sentir que caminaba sino de que flotaba... Eso de ver que cada error era solo un empujón más para seguir avanzando, eso de nunca mirar hacia atrás por el arrepentimiento de haber dado un no, un tal vez o un sí, no era sencillamente lo suyo. 

 Era mas bien una mujer calmada, vivía en las nubes eso sí, pero era parca y seca. Para ella casi todo era o blanco o negro y tal vez gris, pero eso no era necesariamente malo, miraba a los demás con ojos sombríos, hablaba lo necesario, su interés no era llamar la atención de nadie y menos de que alguien completara su corazón, pues se sentía bien así, sola por el mundo... 

 Su frase era "a lo que vinimos"... Si había que trabajar, trabajaba, si había que estudiar, estudiaba, si había que sonreir, sonreía displicente, si se trataba de pelear, lo hacía y así siempre llevaba su vida como un alma que el aire simplemente iba arrastrando por la vida. 

 Hasta que un día, se topó con un chico de ojos claros y mirada perdida, rizos rojos, delgado y aunque vestido de todos los colores tenía la misma actitud que ella, se le notaba a kilómetros. Era un chico poco común, por lo que ella se alegró internamente, no quería pensar que en algún momento él la viera dibujar líneas expresivas hacia él. En cambio, él le regaló una sonrisa deseando que se percatara de su existencia pues quería que juntos completaran ese mundo blanco, negro y a veces gris que habían construido solos hasta ese momento. Y ella finalmente, le sonrió.



Este  post fue escrito para el cuarto aniversario del  blog de  @Campanula13, en estos días lo recordé y decidí publicarlo por acá, sin dejarle de dar las gracias a ella, por haberme hecho esa invitación hace un año...  


agosto 22, 2012

LA CENA FAMILIAR (Cap. II)



Alejandro era un chico alto, de tez blanca ojos verdes, muy solicitado por sus compañeras de la universidad, seguro tenía sus rollos con algunas de ellas pero esos eran temas que le ocultaba a Laila, pensando que tal vez habría un asomo de algo más hacia él. Pero nada, nada pasaba, lila terminó el colegio y entró a la universidad, donde cambió por completo, ya no era la adolescente que aunque algo pícara conservaba ingenuidad, a pesar de que tenía 17 años en su primer semestre, ella sintió que era un mundo nuevo en el que no podía ser tonta  y se empezó a llevar por delante a cuanto tipo creía que podía conquistarla, ella era una mujer difícil y de armas tomar, por decirlo de alguna forma.

Alejo vio con sorpresa cómo todo había cambiado para ambos en tan pocos meses.  Se fue convirtiendo en su mejor amigo, en el de toda la vida, el que siempre estaría presente para acompañarla en lo que ella quisiera, Laila por su parte, ya sabía todo el poder que ejercía sobre él y aunque lo quería de manera desbordada, lo manipulaba cuantas veces quería y podía.

Una noche, él la invitó a su casa a cenar con toda su familia y un compañero de la universidad, cuando ella vio al amigo de Alejo se enamoró de ese hombre, era un poco más alto  que Alejo, tenía cabello negro, ojos claros, una sonrisa perfectamente alineada y una espalda grande. Alejo vio cómo de inmediato surgió la química entre Laila y Federico y sintió que él mismo se había clavado un cuchillo al presentárselo.

La cena transcurrió en la normalidad de la familia de Alejandro, todos conversaron sobre las nuevas experiencias en la universidad y el susto que le generaba a Laila la etapa de los finales, pero Alejo y Federico siendo más experimentados en el tema, le revelaban truquitos para no asustarse y sobre todo para hacer copia como último recurso.

Ella se reía desparpajada cada que Federico salía con alguna ocurrencia y lo miraba disimulada frente a todos en la mesa.

Alejandro estaba consternado.

agosto 20, 2012

EL HUEQUITO EN EL CORAZÓN

Escribo esto en el calor de la llamada que acabo de recibir siendo la 1 A.M.


Estaba a punto de apagar el computador y me disponía a cerrar todos los programas cuando de repente suena "mi teléfono virtual", era un número de celular de Medellín y no entendía por qué justo sonaba a esta hora, regresé la llamada al no alcanzar contestarla y recibo la sorpresa de que eran ellos, mis amigos, a los que más extraño desde esta distancia que sólo se acorta echando rulo en el chat y de vez en cuando en skype y demás medios posibles. 

Sin embargo, este post para mí, es algo obligado que venía pensando hacer desde hacía unos días, para quienes me conocen saben que lo expreso todo cuando puedo y quiero y éste tal vez sea un buen momento. 

Siempre que me preguntan que cómo estoy en mi nueva vida en México, respondo con un escueto "bien"  y es cierto, estoy bien, conociendo una nueva cultura, conociendo gente con muchos puntos de vista, con otras costumbres, expectante por empezar ya la universidad, gozando mientras puedo y dentro de lo que puedo, realmente no me puedo quejar. 

Sin embargo, siempre tengo ese huequito en el corazón, ese hueco que sólo lo entendemos aquellos que hemos dejado toda una vida atrás para iniciar una nueva en otro lugar desconocido, con el millón de miedos y alegrías que eso conlleva.  Es el huequito de extrañar a aquellos que me dejaron entrar en sus vidas y de alguna manera ser la amiga, la confidente (aunque esa palabra suena muy empalagosa y algo mañé), la que organizaba las parrandas pero que también está para lo que se necesita y ya supe que también soy la amiga regañona pero que por eso me quieren (palabras textuales dichas por ellos). 

Es ese huequito que siento cada que salgo de mi casa en GDL  y alguna cosa me los recuerda, algún detalle en cualquier avenida que me hace pensar esto le gustaría a ella, a él o a todos, el combo que de alguna manera formamos entre los distanciamientos, las peleas, las decepciones, pero que sobre todo tenemos ahí y es la amistad y ese amor de amigos que nos une. 

Sí, estoy bien y espero que me siga yendo bien de aquí en más, pero por encima de todo, así no hablemos diario, así ya no los pueda ver como antes, quiero darles las gracias por estos momentos de felicidad que en la distancia me siguen dando, por todo ese apoyo moral que me han dado para emprender este camino y sobre todo por seguir aquí presentes, me hacen sentir que tengo dónde llegar y que luego será como si nada hubiera pasado. 


Directamente dedicado a  Lala, palito, juli,  Pablo, 
Sele, Juanes y Stefanía. 

agosto 19, 2012

LAILA, ALEJANDRO Y DANIEL (Cap. I)

Laila, Alejandro y Daniel eran los amigos de la cuadra, se llevaban muy bien los tres y ella era feliz siendo "la reina" del combo, ella era una adolescente algo coqueta, estaba cursando 7º y ellos dos ya estaban terminando el colegio.  Pasaban sus tardes entre las tareas y los juegos que hacían con el resto de sus amigos del barrio, pero siempre estaban ellos tres juntos para ir al cine, a escaparse en la noche de sus casas para quedarse hasta tarde conversando y riendo, para los tres fueron unos años maravillosos que pasaron en el barrio en el que crecieron juntos compartiendo cada historia.

A Laila le gustaba Daniel y era un sentimiento recíproco, en cambio Alejandro, vivía triste porque estaba enamorado de ella, pero veía todo lo que con picardía comenzaba a suceder conforme pasaban los años, ya los juegos iban cambiando a ser del estilo "la verdad o se atreve" y Alejando nunca tenía oportunidad de decirle a Laila lo que sentía.

Ella era una eterna enamorada, siempre se dejaba llevar por lo que sentía sin ponerle razón a nada y se dejó enamorar de Daniel, como se enamoran los jóvenes a esa edad.  Una noche de películas en casa de Alejandro, Daniel y Laila decidieron contarle a él, que ya eran novios pero que igual seguirían siendo como los tres mosqueteros, Alejo con decepción lo aceptó sin decir nada y sólo mostrando una sonrisa para ocultar su llanto por haber perdido tan inútilmente a lila, como solía decirle.

Pasó poco menos de un año y esa relación de su primer amor se fue acabando y los tres mosqueteros se se separaron del todo. Ellos dos empezaron la universidad y Laila iba terminando el colegio.

A pesar de que vivían en el mismo barrio ya poco se veían y cuando lo hacían se saludaban a la distancia, pero Alejandro siempre le llevaba detallitos que compraba en la universidad y seguía ahí como su amigo incondicional.

Él a pesar de tener ya una vida nueva de universitario seguía pensando en Laila como si fuera su primer y único amor.


junio 04, 2012

¿CÓMO TE FUE EN LA "CITA"?

Hace años no tenía invitaciones a cenar ni nada por el estilo, en realidad no estaba muy animada, pero accedí por aquello del ¿por qué no? A fin de cuentas lo peor que me podría pasar era pasar una noche en un buen sitio y darme cuenta de que estaba mal acompañada.

Dos días antes habíamos quedado en la hora de llamada: - me desocupo a las 8 pm y te llamo a ver si ya estás lista. - Ok. Seguro, estaré en casa a esa hora. Respondí.

Se llegó el viernes, yo estaba vestida de manera muy casual pero creí que estaría perfecta, a fin de cuentas ni sabía para dónde iba, pero la cosa se fue complicando cuando un amigo me dice... Te deberías poner otra cosa, a él le gustan sitios que son más "formales". ¿WTH? Me cambié con su asesoría, hasta me maquillé un poco, cosa que he dejado de hacer en los últimos meses.

7:30 p.m. Y yo debía enviar unos correos, así que dediqué ese tiempo muerto a cumplir con lo debido y luego gastar minutos en facebook, como para variar un poco...

- Creo que tu hermano me va a dejar plantada.
- No, es imposible, seguro ya llamará.

Salí a respirar un poco, me partía del hambre pero decidí no tomar ni un vaso de jugo para no llenarme y hacer mal ambiente en la cena.  Mientras fui a comprar unas cosas que me hacían falta en la tienda, me suena el celular de un número desconocido, yo no tenía su teléfono así que pensé "Por fin me llama" ya eran las 8:45 p.m.

- Hola ¿qué tal?
- Ehmm hola...
- Oye, creo que no vamos a poder salir hoy, se me complicó el día y apenas salgo del trabajo ¿será que puedes el domingo?
- ¿el domingo? Ah, eehmm no sé, tal vez, sí, me llamas. (maldito idiota).

De regreso a mi casa, recordé de nuevo que hace rato no tenía una invitación a cenar, la última vez fue en Medellín, una noche completamente negra, nublada y lluviosa. Sin embargo, estaba como un pastel, toda la semana había pensado en esa cita del sábado, hablaba con mis amigas, preguntaba qué debía ponerme, tacones o zapatos bajitos, vestido, jeans, blusita roja, o una negra... El negro siempre va bien y ya este viernes, como para cambiar un poco, también estaba vestida de negro, mi color favorito (sobra decirlo).

Indignada, me fui para mi casa, esperando no borrar de mi mente esa última cita a cenar, que había tenido en el pasado, con la ira de lo que me estaba sucediendo, no había probado bocado desde el medio día y justo me llama a las 8:45 a decirme que no habrá salida.

De alguna manera, renegué conmigo misma, nada más por el exceso de hambre, pero para mi consuelo, llamo a una de las pocas personas que sabían en qué andaría yo esa noche. Y me dice "bueno a fin de cuentas tampoco tenías muchas ganas de ir".  Sin embargo, era la emoción de salir con alguien y ver si era aburrido por completo o si de lo contrario pasaría una linda noche, en un buen sitio y bien acompañada.

Esto de las citas, con o sin pretensiones de la contraparte, definitivamente no es lo mío. Aunque la última cita que tuve en Medellín, fue sencillamente maravillosa, pero esa también ya es historia patria.

abril 15, 2012

HASTA LOS HUESOS

Como si estuviera perdida, lloré noches seguidas,
a la semana ya las lágrimas se me habían secado,
pero mis ojos,
a su manera, gritaban el desespero de mi interior.

Lloré y lloré bastante,
me dolía el cuerpo,
el alma... O yo qué sé.

Tenía tantas ganas de llorar, que hasta encontré
más motivos para hacerlo, aunque fueran ajenos a mi.

Lloré tanto, que hasta creo,
pasarán años sin que lo vuelva a hacer.
Sin embargo, la tristeza sigue
anclada aquí, en mis ojos...
Pero como siempre, sigue invisible a los demás,
porque quiere esconderse detrás de una inmensa alegría de vivir.

marzo 16, 2012

DESPEDIDAS Y BIENVENIDAS

Esto de hacer planes para irse del país son una vaca loca. Al inicio me recomendaron no contarle a nadie (o al menos no a muchos, porque después se "sala" el viaje y no sale), pero poco a poco fui soltando pistas a algunos de los más cercanos. En ese momento veíamos el plan tan lejano que estábamos despreocupados con el tema (me incluyo porque bastante que molesté con que me iba pero ni yo misma me lo creía).

Ahora, estoy a una semana de mi viaje, tal vez no estoy cruzando el charco como muchos de mis amigos y conocidos, tal vez no estoy tomando un tren al sur, como otros tantos, pero estaré buscándome a mi misma en otro país, con deseos y metas por cumplir, y personas y lugares nuevos para conocer y cnquistar.

Tenía abandonado el blog y apartando el hecho de que la inspiración me ha disminuido y la concentración por este nuevo destino me tenía en otros cuentos, espero poder seguir compartiendo muchas cosas con ustedes por este medio, así me nominen al peor blog o al mejor, ya saben que no aspiro a ser un García Márquez, ni un Vargas Llosa o un Saramago o cualquier otro escritor que ustedes consideren como el más experto.

Así que no siendo más, abro las puertas a este nuevo camino, me despido de quienes dejo en cuerpo, pero así suene cursi, de corazón siempre estaré y pues ahora con todos los medios que hay para comunicarse, será como estar a la vuelta de la esquina.

Gracias por su compañía cercana y lejana, por los aprendizajes, los chismes, los chistes hueso, las risas, los pucheros y todo lo demás.


febrero 01, 2012

DE QUÉ EXTRAÑAS MANERAS

- ¿Hablamos? - Le pregunté hecha un manojo de nervios
- ¿Sí? Dime...
- No, a solas, ya sabes que...
- Ok, ok tú y tus misterios.

Caminamos juntos en silencio por todo el pasillo que nos llevaba a nuestro lugar secreto, a ese escondite que nadie sabía que existía, pero que de ser encontrado por otros, podría contar miles de nuestras historias, aquellas que allí iniciaron y hoy tal vez podrían terminar.

- ¿Qué tanto piensas? Te siento bastante callada, más de lo acostumbrado.
- Ya sabes que hablo poco y voy directo, no soy tan misteriosa como dices.
- Bueno y a qué se debe que quieras hablarme luego de todo lo que pasó entre nosotros... Quisiera saber en qué anda tu cabecita...
- Manuel, lo he pensado ya tantas veces y a pesar de todo ya he tomado una decisión, quiero saber si cuento contigo.
- Dime Vale, espero que no sea lo que creo, ya sabes que no estoy de acuerdo con eso, yo quiero... Yo lo quiero...

No podía con mi llanto, y escucharlo hablar me lo estaba haciendo más complicado. Lo interrumpí...

- Manuel no me digas nada, esto ya ha sido difícil desde el principio. Decidí que voy a abortar, no es justo traer al mundo a alguien a quien yo ni siquiera creo que existe.

 
 
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