octubre 24, 2011

OLOR A DULCE

El aire no se sentía excepto por ese olor que tanto lo caracterizaba, era un olor dulce, efímero pero intenso. Era un pueblo inhóspito y olvidado en medio de la nada, las casas de madera se confundían entre caminos espesos de polvo, arena y el río que susurraba la lenta cotidianidad de sus habitantes, él finalmente, era lo único que los mantenía allí.

Cada día las señoras de casa, atendían desde temprano a sus esposos e hijos, terminaban sus quehaceres a la hora del almuerzo y luego se dedicaban a abanicarse en la tranquilidad de sus corredores, sentadas en sillas mecedoras corroídas por el polvo y el tiempo. Algunas de ellas se dedicaban a tejer mientras comentaban las novedades de sus vecinos y allegados. Mientras que los hombres a las 9 de la mañana, ya habían regresado de pescar y cosechar algunas frutas que luego canjeaban en la plaza principal y se reunían de tanto en tanto para jugar dominó y cartas con la compañía de unas cervezas frías.

Era un pueblo tranquilo, allí nada sucedía. Pero esto cambiaría en poco tiempo.

Esa noche, el clima estaba mas caliente que nunca, la luz se había ido y todos dormitaban en sus hamacas sacadas al patio para recibir un poco de brisa que trajera el río. Las matronas, con su sexto sentido anticiparon que lo peor estaba apenas por suceder.

Al amanecer, los hombres cansados del mal sueño de la noche anterior se levantaron para hacer lo acostumbrado, las madres atendían y organizaban a sus hijos que saldrían para la escuela, mientras que sus esposos desayunaban arepa con huevo revuelto y si había pan lo mojaban en el chocolate para salir a pescar o a sus cultivos de yuca, plátano y caña.

El pueblo lentamente se iba despertando para pasar un día más, de esos tediosos que se vivían allí, pero el aire traía escozor y algo de zozobra. La sorpresa se la llevaron aquellos que llegaron al pequeño puerto improvisado con madera ahora podrida por el ir y venir del agua dulce. Vieron a la distancia una embarcación blanca que se aproximaba hacia ellos, eso nunca sucedía, no había nada qué hacer ni qué visitar allí, y los pocos lugareños que alguna vez se habían ido no tenían motivos por los que regresar.

Sin embargo, estupefactos esperaron con ansias a las personas que llegaban al pueblo. Todos en sus pensamientos concluyeron que después de ese día, el pueblo no volvería a ser el mismo.

Entre la multitud, compuesta por una orquesta desafinada de instrumentos oxidados, payasos desteñidos, uno que otro malabarista y demás personas de circo, se encontraba una mujer hermosa, alta y de cabello mas largo que su propio cuerpo, esa cabellera dorada emanaba un olor extraño mezclado entre flores y muerte. Esta mujer llevaba puesto un vestido de novia tan blanco, que parecía brillar como la plata y traía consigo el misterio de toda la embarcación.

Las matronas, deslumbradas por la blancura de esta mujer, llegaron a pensar que estaba muerta que era un fantasma, pero los hombres parecían adorarla y caminaban detrás de ella sin dubitaciones.

La mujer continuó atravesando todo el pueblo hasta mezclarse entre los cultivos espesos de caña de azúcar, y uno a uno los hombres siguieron detrás hipnotizados por el esplendor. La orquesta y los remedos de payasos, bailarines y malabaristas, continuaron animando la fiesta. Al caer la tarde, todos se fueron en su pequeña embarcación, dejando atrás a la mujer misteriosa.

Al amanecer, se escucharon los gritos desesperados de las mujeres, cuando se dieron cuenta de que todos los hombres habían desaparecido del pueblo como por arte de magia.

Al paso de los años las mujeres fueron muriendo lentamente, los cultivos se fueron secando y este inhóspito lugar se fue hundiendo en el polvo hasta desaparecer por completo, dejando una leyenda olvidada de aquellos que alguna vez habían estado allí. De aquella mujer misteriosa, solo se supo que siempre viajaba de pueblo en pueblo dejando trás de sí una estela de aromas dulces llenos de olvidos y desencantos

octubre 14, 2011

TIERRA DEL OLVIDO

El proyecto mundial Playing For Change esta vez nos regaló algo de Colombia.  Este país tan hermoso y ala vez tan sufrido, pero que puede alegrarnos con cosas tan "pequeñas" como esto, nuestra música que ahora da la vuelta al mundo.




Y podrán decir que se me salió el patriotismo, la colombianada... Pero después de que lo vean entenderán por qué lo quise compartir en este espacio.
 
 
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