diciembre 29, 2012

¿VAMOS A PORTARNOS MAL?



Hace poco más de un año,  @N0ta_mental me pidió que 
escribiera un post para su blog,  la única condición era que tuviera
banda sonora,  en estos días lo recordé y quise compartirlo por acá. 



Martina siempre tan sexy, seduciendo a cada paso con su movimiento de caderas, pero ella ya tenía su hombre ese que la hacía estremecer con cada beso, con cada caricia... Era el único a quien - sin decoros - le había confesado todos sus pecados y con el que tranquilamente sabía que podía cometer muchos más para satisfacer hasta las mas escondidas fantasías.

Esa noche decidieron llegar a un bar, cada uno por su lado como si no se conocieran, ella tenía un vestido negro con apliques de encaje que dejaban entrever sus senos cuando se acercaba, era de espalda profunda, mostraba el tatuaje que se había hecho unos años atrás que empezaba en los hombros hasta que se perdía al llegar a sus caderas. Era una mujer alta, delgada, cuerpo completamente natural, senos pequeños y piel suave. Olía delicioso y su vestido por lejos, era el mejor de todas las mujeres presentes en el lugar. Se sentó sola en una mesa, pidió un cosmo mientras se dedicaba a mirar con esos ojos color miel finamente maquillados, a todos los que estaban allí, tanto hombres como mujeres, paciente esperaba que alguno picara el anzuelo y la sacara a bailar.

Felipe la observaba desde la barra mientras se tomaba una cerveza, esperaba instrucciones de Martina pero igual dudoso. Era una mujer de sorpresas y como bien podía agradarle la idea de que ella estuviera con otra persona (fuera un él o una ella), pues ya había compartido sus cuerpos anteriormente con un par de amigas, esta vez podía ser decepcionante dependiendo de la elección que hiciera y se trataba también de involucrar a un desconocido en sus juegos.

No pasaron mas de 20 minutos sin que ella no se hiciera notar, una mujer sola y sexy tomando un delicioso cóctel mientras que con su boca sexy se comía la aceituna, era imposible que pasara desapercibida... Justo en ese momento apareció un hombre. La invitó a bailar, él la atrajo casi de inmediato. Bailaron una tanda larga de canciones de la manera mas sensual y provocativa posible. Ella siempre de iniciativas y mientras miraba a su novio a la distancia le pasaba la lengua por la oreja a este hombre de quien no quería saber ni el nombre, Felipe se calentaba solo en su silla mientras pedía una tercera cerveza le sonreía maliciosamente, podía correr el riesgo de que ella se fuera con el hombre desconocido o que en caso contrario quisiera compartirlo con él... Seguiría esperando el plan improvisado de Martina.

Luego del segundo Cosmo, ella al fin decidió lo que harían. Con el viejo truco de mandar una notita con el mesero, le hizo señales a Felipe para que se acercara sin decir nada y le diera un beso delante de ese hombre como mejor él lo sabía hacer. Felipe no tardó. Los separó mientras bailaban y sin decir nada, la acorraló en la pared y le rodeó su delgado cuerpo, apretándola fuerte y le dio el beso, luego siguió por su cuello y más la acercaba a él para hacerla sentir lo caliente que lo tenía con solo mirarla mientras seducía a otro de la manera mas descarada posible. Ella le dijo suave al oído por hoy solo tú me vas a tener no te preocupes, ahora voy por ti a la barra.

Felipe se fue directo al baño a mojarse la cara con agua fría a ver si se tranquilizaba mientras que su noviecita traviesa le dieran ganas de irse directo para el apartamento. Al menos ya conocía el plan y esperaba tranquilo de solo saber que esta vez no habrían mas personas involucradas.

Mientras todo ese show gratuito que dieron ellos dos, ese hombre desconocido los miró atónito, no sabía si darle un golpe al tipo o si simplemente renunciar a ella en vista de que otro había hecho un poco más que él. Ella se le acercó riéndose qué pena, no te presenté a mi novio... ¿seguimos bailando? No te preocupes por Felipe. Él no salía de su asombro, pensaba que de todas las cosas malas que le podían suceder en esa noche justo le pasó la más extraña de todas. Ya casi ni la tocaba, pero ella insistente lo siguió calentando, le mordía las orejas, le pasaba las manos por su espalda como si fuera a arrancarle la camisa, lo volvió a calentar, él también le devolvía sus gestos con besos y le manoseaba la cintura, la nalga, el cuerpo completo... En el punto mas caliente, decidió dejarlo con un frío gracias por todo.

Se fue por Felipe, lo agarró del brazo y salieron de allí corriendo hacia el apartamento. Felipe se reía mientras tanto del pobre infeliz que ella había dejado tirado en el bar, pero no le importaba: Martina era solo suya!

En el ascensor, empezaron a besarse sin problemas, cada vez lo hacían con más pasión, él le metió las manos bajo el vestido, la cargó, abrieron la puerta del apartamento, y ya él en sus manos llevaba las tangas, Martina le arrancó la camisa de un tirón, ella todavía con su vestido sexy se lo iba subiendo mientras se acomodaban en un mueble de la sala, estaban simplemente tan excitados que no aguantaban mas... Felipe la penetró fuertemente, le amarró las manos mientras se lo hacía justo como a ella le gustaba, le daba cachetadas de tanto en tanto, le mordía los senos, ella se calentaba más y más hasta que ambos gimieron y explotaron por sentir otra vez ese placer máximo que solo ellos dos podían entender.


 
 
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