noviembre 26, 2012

SENSACIÓN DE VACÍO (Cap. IV)


Federico por su parte, seguía su vida sin novedad alguna, se había dado cuenta de que las cosas con Laila no iban a funcionar por la simple razón de que ella estaba muy enamorada, era una jovencita ilusa que apenas empezaba a conocer las cosas de la vida y él ya era todo un hombre hecho y derecho  que no tenía por qué estar con una sola mujer, habiendo tantas lindas por el mundo, no se podía acortar esa libertad que la vida le ofrecía ahora.

Laila por su parte no se quedó quieta, sí lo extrañaba mucho, lo pensaba cada día hasta que finalmente se le fue pasando esa sensación de vacío y comenzó a darse la oportunidad de salir con quien se aparecía. Pero en el fondo, la manipulación a la que la había sometido Federico, la dejó con el sentimiento de poder y de venganza frente a todos los demás que se cruzaran por su camino. Laila empezó a considerar que ningún hombre merecía estar con ella y los utilizaba, los engatuzaba, con sus palabras, con sus ojos, con sus manos los iba enamorando y cuando por fin picaban el anzuelo por completo, desaparecía sin importarle nada más.

Así se fueron pasando un par de años largos en los que ella era una feliz soltera, una mujer difícil de alcanzar y peligrosa para quien se enamorara de ella. Durante esos mismos años, ella también terminó por distanciarse de Alejo porque le parecía un hombre patético siempre diciendo que me adora y pues sí tiene novia, pero a  ella nunca la ha mirado con los ojos con que me mira a mí, qué pereza Alejandro nunca va madurar  pensaba ella, insensatamente sobre el que habría sido su amigo desde la infancia.

Ella siempre yendo por la vida como si fuera la mujer más especial del universo, no se había dado cuenta de que estaba construyendo su propia tumba, lo que le pasaría después haría que toda su vida cambiara por completo.


Continuará...

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