marzo 29, 2011

TÉ PARA TRES

Ella se sienta a su lado. Su rostro está tranquilo y aún conserva el brillo de sus ojos después de acostarse con el hombre que ama. Sin embargo, mientras observa como él duerme, ese brillo se va mezclando lentamente con tristeza, tratando en vano de alejar ese pensamiento constante que gira y gira sin dejarla siquiera escapar un suspiro.

Pasan las horas, él se despierta y descubre que el lado de ella de la cama está frío y que lleva mucho rato en el baño, sin hacer el menor ruido acerca su oído para escuchar lo que está sucediendo adentro. Oye sollozos y palabras entrecortadas, él entiende lo que sucede "la conozco lo suficiente, que habla de nuevo con su mejor amiga, esto que nos está pasando no está bien definitivamente".  Vuelve a la cama, se acuesta de nuevo a buscar tal vez a que regrese el sueño, con la intención de olvidarlo todo y despertarse en un mundo donde ese pensamiento ni siquiera exista.

Escucha que la puerta se abre, Natalia en puntapiés camina despacio hacia la cama, verifica que Kike sigue durmiendo y temblorosa se acuesta a su lado. Es hora de despedirse de nuevo y esperar a que sea jueves para encontrarse otra vez en esa habitación de hotel lujosa que tienen reservada para ambos desde hace ya algunos años.

Lo despierta con un beso suave en la mejilla y mientras él simula salir de un sueño profundo Natalia le dice "te amo, debemos irnos... Recuerda que mi esposo me está esperando en casa".

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