Esa tarde la había recordado con un poco de nostalgia, pensé "hace tiempos que no la veo ¿cómo estará?" y seguí con lo que estaba haciendo y minutos después lo había olvidado por completo. Pasó la noche, me sentí un poco indispuesta, pero me tomé un té y luego dormí, ese luego fue pasadas las tres de la mañana, mi insomnio no ayuda mucho.
Luego de cuatro placenteras horas de sueño, sentí la voz de mi mamá "Maria, despiértate tengo malas noticias..." - yo tratando de abrir los ojos aún somnolienta la miré- "...se murió, levántate que debemos organizar todo" - La miré aun incrédula y en ese momento recordé lo que la había pensado no más de 12 horas antes - "Sí, debes levantarte... Llama a Claudia, a Héctor avísales lo que sucedió, pero rápido que nos coge el día."
Me incorporé en mi cama y el resto del día se fue en un ritual completo. Llamar, avisar, citar, recordar, estar absorta, llorar (sí tal vez un poco), reir (claro! Ella en vida nos hacía reir... Hay que recordarla así ¿debo sentirme mal?). Organizarme, buscar la ropa indicada, cambiarme de ropa dos veces, recibir llamadas. Salir de casa. El día está lindo, lástima o tal vez no.
Saludar, mirar con sonrisa torcida y ojos aguados, esto no es para mi, me encierro en el baño y lloro en silencio pensando que en este caso era mejor, está en un mejor lugar ahora ¿Lugar? Bueno, lo que sea.
Tomar café nunca había sido tan extraño. Todo está debidamente en su lugar, sillas, flores, velas - eléctricas por supuesto - Ella... Ahí en lo que será su lugar de paso por unas cuantas horas.
El ritual de la muerte, tan complejo para todos y obligatorio finalmente, hay quienes dicen que deben encenderse velas para iluminar el camino de quien se va, otros se dedican a rezar en silencio, otros solo están porque es fulanito de tal, otros solo lloran, otros duermen un poco para descansar lo ajetreada de la jornada.
De mi familia materna solo se ha muerto ella, claro no cuento a mi bisabuela que la conocí de bebé y solo la recuerdo en fotos, no cuento a los tíos de mi mamá, porque poco sabía de ellos... Y aun así me sentía llorando un muerto ajeno. Soy cruda, ella lo era también.
En la sala de velación vecina, tomaban cerveza, ron y hasta vi pasar con un poco de envidia una botellita de Whisky, tal vez todos en esta sala necesitábamos un trago, sin embargo consideramos que no es el momento o simplemente nadie lo dice, por respeto a los demás. Aquí mientras tanto, hablamos un poco de banalidades "¿sabías que esa sala de cremación y los cenizarios ganaron un premio de arquitectura?"
Estamos dos familias juntas completamente diferentes, una de ellas muy católica y conservadora (tal vez sobre decir que esa no era mi parte de la familia) y entremezclada la nuestra, ninguno reza, pocos se dan la bendición, solo vamos a misa por algo extraordinario... Y aun así, el dolor compartido nos hizo respetar cada uno de los espacios.
De pronto, la sala se va llenando, uno entiende "nada más queremos que esté la familia y los más allegados" no obstante, una noticia como éstas se va regando por toda la ciudad, llegan conocidos, desconocidos, familiares de familiares, amigos cercanos, amigos íntimos, exparejas... Dando su apoyo con abrazo, beso o una simple palmada en la espalda.
Yo decido alejarme por ratos, hacer un par de llamadas a dos amigos que me escuchan el mal momento, nadie sabe qué decir, lo acepto ni yo sé y eso que debía estar allí, se los agradecí enormemente el solo escuchar fue suficiente.
En fin, qué mas me puede sorprender hoy, estar sentada frente al ataúd, y una señora con el uniforme de la funeraria me dice "¿Qué desea? Hay café, aromática, agua... Consomé" - ¿Consomé? - Sí. Recordé que ya llevaba seis horas despierta y que aun no había desayunado nada. Ya era pasado el medio día y ni un bocado, solo café negro sin azúcar. - Ok, quiero consomé.
Me dediqué a observarlo todo con detenimiento, tal vez con el mismo detenimiento en que van sucediendo las cosas en un cementerio, el ritual de la muerte se me hace cada vez mas ajeno, ofrecen velorios vía webcam para el que se encuentra lejos, flores del gusto del que se va, tarjetas personalizadas, cremación, entierro, misa... Cofres y ataúdes de estos colores y tamaños, condolencias y anuncios de fallecimientos online, con o sin carroza... ¿A dónde desean que les llevemos las cenizas? Todo está en extremo organizado y calculado para que ese "trago amargo" como lo describió un amigo, sea un poco mas llevadero para todos.
Se llegó la hora. La llevamos a la misa, allí nos despediremos de ella y le pediremos paz para quienes nos quedamos, así es que funciona, el Padre dice algunas palabras, no todas ellas agradables para la ocasión, pero ya está. Salimos de la iglesia, hermosa por cierto. Caminamos hasta donde se da el último adiós. En todo el día decidí no mirarla, quise recordarla como la conocí en vida, recordar todo lo que me enseñó. Hay llantos, le doy un abrazo fuerte a mi primo, que es como mi hermano "Lo que necesites, sabes que aquí estoy... Ella estará bien. Te quiero." Y finalmente, hago propia esa muerte, llorando al unísono abrazada a él.