enero 02, 2011

LUJURIA - Juan Camilo Domínguez*

Distintas ramas del catolicismo aceptan la existencia de la lujuria como pecado capital. Es decir, un pecado menor y fácilmente perdonable mediante el sacramento. Con una ida a misa el católico queda expiado del sensual y erótico pecado de la lujuria.

Lujuria y semen:
- Hola amor.
- Hola
- Quisiera lamer tus tetas.
- Me encanta que me las chupes.
- Me gusta tu lengua
- A mi tus pezones.
- Pero muero por tu semen.
- ¿Te gusta mi semen?
- Mucho, me encanta.
- ¿Por qué?
- Me hacen sentir lujuriosa.
- Ah!?
- Sí, me siento que me estás dando algo prohibido, siento pecar.
- Te parece pecado recibir mi semen?
- Sí, me parece lujurioso.
- No entiendo.
- Mira, tu semen es algo que me das, algo tuyo para mí. Me parece delicioso, es un momento en el que soy feliz. Es pecado porque según me enseñaron el sexo no es para el placer. Y tu semen me da placer, mucho. Por eso me encanta.

Mujeres y lujuria personal:


Gabriela, dicen sus amigas, es una mujer conservadora y ejemplar. Pero entiende por lujuria el acto de masturbarse. La lujuria de Gabriela consiste en tocar su clítoris, lamer sus dedos y penetrarse profundamente, luego venirse, y probar el dulce sabor de su orgasmo.


Lujuria y Dionisios:


Lujuria, prima hermana de Dionisios, tiene una belleza que no se compara con sus encantos lujuriosos. Parece ser que, a esta mujer le encanta satisfacer todos los deseos de sus amantes. Si quieren que les laman las “güevas” ella lo hace con gran placer, si quieren recibir escupitajos en su pene también, o si prefieren el sexo anal ella gustosa abrirá su ano para ellos. También le gusta que le peguen dulces cachetadas mientras es penetrada y ama el vino y la marihuana para acompañar sus lúbricas noches.

Cuentan los chismosos que fue muy cercana a Dionisios y que lo acompañaba a conquistar hombres y a recibir junto a su primo las descargas de semen en la cara. También cuenta que era la atracción principal de las fiestas de Dionisios, sus amantes y ménades; verdaderas fiestas de sudor, saliva, olores y sabores del cuerpo y sus placeres.

Lujuria, cuerpo y pecado:


La lujuria es el pecado del cuerpo y sus placeres. Es el pezón erecto, la lengua que baja por la espalda, el gemido y el delicioso dolor del placer. Es el pecado del indescriptible mundo del orgasmo, negado para aquellas personas puras que dedican su vida al arte de salvar nuestras almas.

La lujuria es el pecado del Hombre. Los pecados capitales son el grupo de pecados fácilmente expiable, ya que tiene origen en nuestra esencia Humana. Nuestro cuerpo está contaminado por la lujuria, que ataca desde la entrepierna la pureza de nuestra alma. Somos culpables, sí y solo sí no hacemos nada para evitarlo.

Yo soy pecador. Yo hago todo lo que esté a mi alcance y en mis manos para satisfacer mi lujuria, que es mucha. Si me toca pagar una puta lo hago; si toca paja, toca; si por ahí me levanto una niña linda y seria, que bueno; en fin. Lo que sea por mantener mi pipi bien alimentado y mi lujuria contenta.

Lujuria y generaciones:


Para nuestros abuelos los hijos se hacían con una sabana mediando entre ellos y nuestras abuelas. Tal vez algunos de nuestros abuelos no alcanzaron a ver las vulvas de sus esposas y mucho menos nuestras abuelas chuparon el pene de nuestros abuelos. Una vida sin placer. Aunque pensándolo bien, seguramente no faltaba el lujurioso. También abundaban las lujuriosas putas de siempre.



* Juan Camilo Domínguez, se sumó a la causa con este post de manera más accidental, 
pero como es un tema que tiene mucha tela para cortar, me agradó 
que se motivara igualmente. Está en twitter como @elbrujopresente
y pueden leer también su Blog

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